Esta publicación originalmente se incluyó en la sección de opinión de expertos en el Philadelphia Inquirer.  Fue escrita por Stacey Kallem, M.D., directora de la División de Salud Materna, Infantil y Familiar del Departamento de Salud, y por Kristen Feemster, M.D., directora médica del Programa de Vacunación y del Programa de Enfermedades Agudas Transmisibles del Departamento de Salud.

La COVID-19 es nuestra mayor preocupación en este momento. Sin embargo, como pediatras especialistas en salud pública, también nos preocupan las consecuencias imprevistas que la pandemia de la COVID-19 puede tener sobre las enfermedades prevenibles por vacunación. El sarampión, la tos ferina y la varicela son solo algunas de las enfermedades que, a diferencia de la COVID-19, podemos prevenir ahora mediante la vacunación.

Si bien la COVID-19 parece provocar, sobre todo, síntomas leves en los niños, estas infecciones prevenibles por vacunación pueden ser graves e incluso potencialmente mortales para los niños. La vacunación es nuestra mejor herramienta de prevención para evitar que los niños se enfermen, en especial cuando son más vulnerables. Gracias a las vacunas que se recomiendan habitualmente, podemos prevenir unos 20 millones de casos de enfermedades y 42,000 muertes prematuras.

Afortunadamente, la mayoría de los niños de Filadelfia recibió las vacunas que necesita, pero la COVID-19 dificulta que estos se mantengan al día con el calendario. Debido a la orden de permanencia en casa y distanciamiento social, es posible que a las familias les inquiete llevar a los niños al pediatra. Sin embargo, la American Academy of Pediatrics recomienda que, incluso en áreas como Filadelfia donde la COVID-19 es prevalente, los pediatras prioricen las visitas de vacunación presenciales para los niños de 2 años o menos. Pero los datos de Filadelfia nos muestran que este no es el caso.

Desde que la COVID-19 llegó a Filadelfia, observamos un descenso pronunciado y peligroso en las tasas de vacunación infantil. En el mes de abril, observamos una disminución del 50 % en la cantidad de vacunas administradas a niños pequeños en Filadelfia en comparación con los meses anteriores a la epidemia. Estas tendencias no son exclusivas de Filadelfia, ya que se observaron descensos significativos en las tasas de vacunación infantil en todo Estados Unidos..

Algunos pueden preguntarse cuál es la importancia de vacunar a los niños si todos debemos quedarnos en casa.

El gobernador Tom Wolf anunció recientemente el proceso de Pensilvania para reabrir lentamente la actividad de nuestra sociedad. A medida que nos preparamos para esta reincorporación a una vida más normal, lo cual incluye enviar a nuestros hijos a la guardería y, con el tiempo, a los campamentos de verano y la escuela, los niños deben estar protegidos. Muchas de las vacunas infantiles tardan unas semanas en surtir efecto, por lo que tomarse el tiempo ahora para asegurarse de que su hijo esté al día con el calendario de vacunación garantizará que este esté listo para volver a la comunidad de manera segura.

Si no mantenemos a nuestros niños y comunidades protegidos, comenzaremos a ver enfermedades como el sarampión, la tos ferina y la varicela. Con los brotes de sarampión de 2019 en EE. UU. y en todo el mundo, vimos lo que puede suceder cuando las tasas de vacunación disminuyen. No dejemos que el sarampión resurja mientras todavía nos recuperamos de la COVID-19.

Sabemos que los padres tienen miedo y quieren hacer todo lo posible para preservar la seguridad de sus hijos. Y, como pediatras, nuestro objetivo es el mismo. Queremos asegurarles a las familias de Filadelfia que los pediatras modificaron sus prácticas para proteger a los niños durante la COVID-19:

  1. En primer lugar, los pediatras usan equipos de protección personal (EPP) adecuados, lo cual incluye guantes y mascarillas, durante todas las visitas a la clínica.
  2. Muchos consultorios realizan citas de control y vacunación por la mañana y permiten visitas de pacientes enfermos solo por la tarde. Con este enfoque, los niños sanos no compartirán la sala de espera con los niños enfermos y es menos probable que usted y su familia estén expuestos a la COVID-19 en la clínica.
  3. Esta práctica también da tiempo para la desinfección total del consultorio antes de las citas de control del próximo día.
  4. Los pediatras también están recurriendo a la telesalud para las citas de control de niños mayores y ciertas visitas de pacientes enfermos. Esto hace que menos gente asista a los consultorios y facilita el cumplimiento del distanciamiento social en la sala de espera.
  5. Al igual que en la tienda de comestibles, en el consultorio del pediatra puede protegerse y proteger a los demás usando una mascarilla, higienizándose las manos y manteniendo una distancia mínima de seis pies con otras personas.

Llame a su pediatra y pregunte por las modificaciones realizadas a raíz de la COVID-19. Hable sobre sus miedos e inquietudes. Luego, con esta información, vacune a sus hijos pequeños. Una comunidad saludable es una defensa esencial contra cualquier infección, y una comunidad saludable es una comunidad vacunada. De esta manera, no daremos por concluida una epidemia solo para ver el comienzo de otra.